viernes, 12 de abril de 2013

Whales & Dolphins

Menudo madrugón nos hemos pegado hoy para ir a ver a las ballenas. Antes de que amaneciera hemos salido con el coche rumbo al puerto de Mirissa. Tengo que decir que ya me manejo con el coche como los locales y muchos de ellos cuando nos ven llegar o irnos con el coche conduciendo nosotros mismos nos expresan su admiración y respeto por la valentía que supone aventurarse a conducir por sus carreteras. yo creo que incluso en algún sitio hemos conseguido un mejor precio o incluso un precio de local al aparecer con nuestro coche en lugar de con un guia chofer. La mayoría de alquileres aquí son con conductor. Todos los turistas lo hacen así y supongo que hasta cierto punto es mas cómodo porque te despreocupas del tema parking, vas descansado a hacer las excursiones y los retornos de las excursiones los puedes hacer dormido mientras otros te conducen. A cambio pierdes libertad, pierdes la experiencia de conducir como ellos por su país y pierdes la posibilidad de parar cuando quieras y cuantas veces quieras donde quieras. (Y además es mas barato hacerlo por ti mismo). 

Es cierto que solo hemos visto otro loco occidental que se atreviera a conducir aquí en las dos semanas que hemos estado, pero si se tiene un poco de habilidad, destreza al volante y ganas de experiencias y aventuras yo lo recomendaría totalmente. 
Volviendo al tema ballenas, el amanecer nos pilló de camino, en la ciudad de pescadores de Welligama y con tan bonito amanecer de postal no pudimos resistirnos a parar el coche y hacer unas fotitos antes de seguir camino del puerto de Mirissa. 


El puerto no tiene mucho tamaño. Igual es como el puerto deportivo de un pueblecito pequeño de Málaga como puede ser el de Torre del Mar (referencia para mis padres), y casi todos los barcos son de empresas y particulares destinados al avistamiento de ballenas con mas o menos capacidad y tamaño. 

Las dos empresas fundamentales en el negocio en esta costa son dos: Mirissa Water Sports Y Raja and the Whales. 

Nosotros nos decidimos por la segunda. Principalmente porque está llevada por gente del país que respeta mucho su entorno y por tanto van a cuidar de él lo mas posible. Seguidamente porque el precio es razonable (6000 rupias frente a las 9500 que nos pedían los de Water Sports)  y porque preferimos dar el dinero a una empresa local. Finalmente porque Lonely Planet la recomienda por referencias de mucha gente en cuanto a respeto y cuidado de las ballenas y la normativa de aproximación. 



Y la verdad es que acertamos completamente. Existe una normativa detallada en cuanto a la aproximación a la ballena, la velocidad y distancia a la que tienes que mantenerte y las zonas en las que puedes permanecer para verlas sin mover el bote a mas de 4 nudos. En el dibujo se explica claramente que a 100 metros tienes que frenar a 10 nudos y que tienes que ponerte en la misma trayectoria sin perseguirla ni cortarla el camino porque no ven de frente sino por los laterales, y que la maniobra tienes que ser en elipse de salida desde la aproximación.


Bueno, pues todas estas normas se las saltó repetidamente la empresa Mirissa Water Sport, por lo que si lees estas lineas y te importa la naturaleza y que las ballenas puedan seguir siendo vistas en estas aguas sin hacerlas huir, así como la economía de toda esta zona que se basa fundamentalmente en el negocio del avistamiento, por favor, no contrates con ellos. Sí, tienen barcos un poco mejores, catamaranes que se mueven menos, y probablemente te darán mejor de desayunar a bordo, pero cuando les ves aproximarse a las ballenas a toda maquina y frenar casi encima de ellas, para verlas durante escasos dos segundos hasta que se zambullen asustadas, ver como las cortan el camino para que sus turistas las vean mas de cerca incluso haciéndolas modificar su trayectoria, ponerse delante de otros barcos saltándose las normas de distancia y velocidad continuamente... Lo cierto es que se te quitan las ganas de contratar con ellos, y darles dinero para seguir con estas prácticas. 

Dicho lo cual, nuestra tripulación fue sencillamente encantadora, majetes, simpáticos, nos ofrecieron su experiencia para sacar las mejores fotos de los animales sin pedir nada a cambio, incluso llevan una cámara profesional suya para ofrecer sus fotos a quien las quiera si es que no ha podido conseguir buenas imágenes. 
Todo esto respetando escrupulosamente las normas. 

Tras una hora de navegación hasta llegar a la primera línea de avistamientos, pudimos a cientos de delfines de los llamados spinners porque dan vueltas cuando saltan haciendo giros sobre sí mismos como si fueran peonzas. Fue increíble ver tal cantidad de ellos en alta mar jugando con las olas. Dan ganas de saltar por la cubierta y nadar con ellos, ponerse el traje de buceo e intentar verlos dentro del agua, pero las velocidades que pillan estos animalejos son imposibles de alcanzar, así que desde el barco es la mejor opción para verlos. 


Poco después vimos nuestra primera ballena. Un ejemplar de ballena azul de unos 13 metros según los expertos que, a algo más de 100 metros, iba paralela a nuestro barco. Qué suerte !!! pensamos. Pero enseguida llegó por detrás el barco de water sports a toda velocidad y la ballena desapareció en el fondo y la perdimos. Las ballenas pueden estar aproximadamente 20 minutos bajo el agua y salir para respirar escasos 6 segundos, por lo que perder un avistamiento supone 20 minutos de espera incierta. A esta nunca la vimos más...


Después vimos una segunda, que nos regaló salidas y entradas cada 12 minutos aproximadamente y de la que pudimos hacer algunas fotos, aunque al estar a contra luz y mas de 200 metros no fueron muy buenas. 

Una tercera ballena apareció a 50 metros del barco pero los de... adivina, water sports, pusieron el barco a toda potencia y se colaron en primera linea delante de los dos barcos que en paralelo estábamos haciendo fotos al bicho. De nuevo, el cetáceo asustado se hundió para no volver. 

Y de repente pasó algo increíble, vimos un chorro de agua que salía a unos 100 metros de distancia y navegando directamente hacia ese chorro venía un barco carguero gigante que parecía volar sobre el agua. Nunca había visto una mole así de grande a tanta velocidad. Cuando los vemos en el puerto no nos hacemos una idea de la velocidad que cogen esos barcos pero os aseguro que en parado desde nuestro pequeño barquito, aquello parecía una nave espacial a velocidad supersónica. Otro chorro de agua que salía de la parte superior de la ballena, que despistada se encontraba en la misma trayectoría que el barco. Todo fue muy rápido. Se oyó un suspiro de encogimiento entre los tripulantes cuando el barco pasó sobre el lugar donde hacía unos segundos habíamos visto el ultimo chorro de agua.... pasaron unos segundos que se hicieron largos, y de repente la ballena salió a unos 20 metros de nuestro barco. un animal gigante y precioso que se había salvado del atropello por los pelos, y nos estaba regalando unos últimos minutos de avistamiento espectaculares. 

De ahí son las mejores fotos que publico aquí en el blog y estos trocitos de video.   

 http://youtu.be/5haobJaWNKM


 http://youtu.be/fre9bl7s0OE

El viaje de vuelta fue mas tranquilo. Las pastillas contra el mareo estaban haciendo su efecto adormecedor y casi todos los tripulantes caímos en los brazos de morfeo, solo interrumpido por una breve y espontánea parada para darse un baño en alta mar los mas valientes y de entre ellos los mas previsores que se habían traído el bañador puesto para tal imprevisto. 

Cuando llegamos al puerto empezamos a tomar conciencia de que este viaje estaba llegando a su fin. Intentamos alargar la agonía de lo inevitable visitando la playa de Unawatuna por ultima vez, dándonos un baño en sus aguas, tomando una cerveza en un chiringuito en la playa y haciendo las ultimas compras con las rupias que nos quedaban por los bolsillos antes de finalizar el viaje. 

De vuelta al hotel, la impresionante puesta de sol parecía darnos la despedida oficial a estas tierras tan maravillosas, llenas de gente trabajadora y amable que nos han acogido tan bien estos días y a las que seguro volveremos. 

Hasta siempre Sri Lanka. 

jueves, 11 de abril de 2013

Mirisa Beach (capitulo 4 y ultimo de las playas de Sri Lanka) & curso de cocina

Hoy nos ha amanecido con una tromba de agua y múltiples cortes de electricidad, lo que supone, no intenet, no ordenador después de consumir la batería (y por lo tanto retraso en la publicación del blog), no batería en las cámaras de fotos y lo que es mas importante, no aire acondicionado.




Esta vez ha durado mas de lo habitual y hemos salido como alma que lleva el diablo a buscar una playa en la que poder refrescarnos, aunque estuviera lloviendo. Ha salido el sol a las pocas horas y hemos tenido un día de playa estupendo. Hasta que ha vuelto a llover. Hoy hemos ido a la playa de Mirissa donde nos había recomendado ir el dueño del hotel en el que estamos alojados. Allí hay múltiples hoteles, restaurantes y guesthouses en los que pasar los días sin reparar en el tiempo y la distancia. El que probamos nosotros tiene muy buena pinta como hotel y el restaurante no estaba nada mal, incluso de precio, con acceso directo a una playa mas que decente.


 Se llama Paradise Beach Club Resort y aunque el nombre suene muy pijo, el sitio es normal. Aquí tienen tendencia a poner nombres idílicos a todo, "Timeless cabanas", "Eden Resort", "Amazing views guesthouse" y cosas así. Y luego son cuchitriles, pero el nombre vende, y lo saben.

Hay muchos otros en esta playa que si bien tiene oleaje, es totalmente bañable y en ella puedes ver tortugas recién nacidas GRATIS sin pagar ningún tipo de excursión a la "Turtle Beach" ni historias que se inventan para timar a los turistas. 

El propio servicio de guardacostas se encarga de identificar los nidos y estar pendientes de la eclosión de los huevos, para meter las tortuguitas en una piscina antes de echarlos al mar. de esta forma aseguran su supervivencia, ya que sino morirían casi todas en boca de sus depredadores naturales. Ya que son animales en peligro de extinción, toda ayuda es positiva y aquí están haciendo un buen trabajo que se puede ver y te explican en detalle.


También hemos parado el coche en otro pueblecito de cuyo nombre no nos acordamos ya que desde la carretera se veía una playa estupenda también. En dos kilómetros que podía tener dicha playa los únicos habitantes eramos nosotros, y ni rastro de chiringuitos ni hoteles ni casas de huéspedes, lo que da idea del potencial de este país aún por explotar.






Ya al final de la tarde subimos a una roca que está al final de la playa y la separa de otra no menos espectacular. Un paseo antes de volver al hotel para la clase de cocina. Arroz con 6 variedades de curry. (patata, berenjena, verduras, lentejas, pescado, anacardos con coliflor)

Tiempo para estrenar mi nuevo delantal de cocina que me hice a medida en Kandy por 7 euros con la bandera de Sri Lanka. Ha sido una experiencia muy curiosa, con un chef que no hablaba ni papa de inglés y un asistente de cocina que hacía de traductor nos lo hemos pasado fenomenal, nos hemos echado unas risas de vez en cuando y hasta nos ha dado tiempo a cocinar 6 tipos de curry y dos condimentos picantes para el papa dom, una especie de oblea crujiente que mojan en distintas salsas a modo de aperitivo. 

Y después de la cocina nos hemos tenido que comer lo que había preparado. Madre mía, vaya empacho y atracón que nos hemos dado y aún así ha sobrado comida para otras 4 personas mas. Creo que va a ser una noche complicada con tanto curry para el estómago. Y eso que mañana hay que madrugar para ir a ver a las ballenas. 






Ayer fuimos a reservar nuestra plaza para ir a buscar ballenas en un barco de esos de avistamientos. No tenemos mucha fe, pero dicen que la zona se ha convertido en una de las principales a nivel mundial en avistamiento de cetaceos. Cuando llegamos directamente al puerto preguntando por los avistamientos de ballenas, los primeros que nos vieron nos intentaron pegar el palo, algo a lo que ya nos hemos acostumbrado aquí. 

Tras regatear a estos nos metimos en casa de unos chavales que llevan una empresa que según Lonely Planet está haciendo las cosas bien y honradamente. Se llaman "Raja & The Whales" y cuando llegamos estaban jugando a un juego mezcla de las canicas con el billar pero con discos planos en vez de bolas, muy curioso. A punto estuve de pedirles que me dejaran echar una partida, pero bastante era que me hubiera metido en su casa fuera del horario de atención al cliente y les hubiera interrumpido la partida para contratar la excursión. Así que mañana a madrugar de nuevo, esta vez a las 5 y media de la mañana. Puf !!!

miércoles, 10 de abril de 2013

Buceo y playa de Unawatuna (capitulo 3)

Hoy tocaba madrugar para el buceo. No es que estemos levantandonos muy tarde cada día, pero levantarse a las 7 y media suena a día laborable y no mola nada. Pero si es para bucear como que sienta mejor. El centro de buceo es bastante serio y la inmersión, si bien ha sido controlada, no ha tenido nada reseñable. En parte porque la visibilidad era de 3 metros, había una considerable corriente de fondo lateral y los pocos peces que había (un par de puffers, una langosta y algún parrot fish entre multitud de escuelas de seargent majors y parejitas de angel fish) los asustaban los que llevábamos por delante. unos alemanes que debían haberse sacado el curso hace poco y con los que nos pusieron en la misma inmersión pensando que nosotros también eramos unos paquetes. 

Pero resulta que con el tiempo y las inmersiones nos hemos dado cuenta de que estamos mejorando mucho. Myriam consume muy poco, y con  12 litros de botella hemos estado 45 minutos y nos ha sobrado 70 bares   a mi y 90 a ella. teniendo en cuenta la corriente son valores considerables. Además el descenso ha sido muy bueno, la flotabilidad sin problemas y la parada de seguridad como un reloj clavados en los 5 metros mientras el monitor se afanaba en agarrar a los alemanes que se iban para arriba como una boya. Supongo que todos hemos estado en ese punto alguna vez y nos hemos acordado de esos momentos con cariño y comprensión, pero hemos decidido no hacer una segunda inmersión. no por ellos sino porque el propio monitor nos dijo que la visibilidad estos días estaba siendo muy mala en todos los sitios. En fin, otra vez será, pero nos quedamos con un poco de sabor amargo de  no haber tenido suerte con el buceo en Sri Lanka, aunque como yo siempre digo, es mejor dejarse cosas por hacer en un país para así asegurarte de que vas a volver allí a hacerlas. 

Como tampoco llevábamos la cámara de fotos submarina, tampoco he podido inmortalizar el buceo, así que los recuerdos serán difusos.

Después del buceo decidimos quedarnos a desayunar por la zona, en uno de los multiples guesthouse para mochileros con restaurantes al borde de la playa de unawatuna, en una mesa literalmente con los pies en la arena y que en ocasiones tenías que levantar para que no te los mojaran las olas. Un bañito mas y vuelta al hotel.

De repente un extraño sueño se apoderó de nosotros. Las malditas pastillas del mareo que siempre tomamos cuando vamos a bucear para evitar echar la pota mientras te estás poniendo el equipo de buceo en el barco, esas malditas pastillas (combinadas con un par de litronas de cerveza Lion) casi no nos dejan llegar a casa, y eso que vivimos a 15 minutos en coche de Unawatuna. L oque si pudimos ver es el famoso tren que pasa por toda la costa y que tiene unas vistas increíbles de todas las playas del sur. Siguiendo su camino llegamos a nuestro destino. 

Con mas miedo que vergüenza nos metimos en la cama a echarnos una siestecita que se convirtieron en cerca de 3 horas de sueño profundo y reparador. Y es que este resort en el que estamos es muy relajante. 

Después salimos a ver Weligama, un pueblo de pescadores que habíamos visto a la venida y que queríamos visitar. Al borde de la carretera ponen sus puestos con los pescados frescos que han capturado en el día y puedes hasta tocarlos. Casi todos tienen atunes de distintos tamaños, alguno tiburones pequeños, otros un mero, snappers, mahi mahi... muchos de los peces que vemos cuando bucemos y que luego están tan ricos en la mesa, pero que vistos así recién muertos dan un poco de penita.


Así que con esas nos fuimos a cenar al único chiringuito que vimos en la playa cercana de weligama. Es un barco que está anclado en la propia playa y con luces de colores y música techno house. La comida fue una estafa, mala y cara, así que si alguna vez lo veis no piquéis. El barco es bonito, y comer en la playa en un barco embarrancado puede parecer divertido, pero la comida no merece la pena.




Cuando llegamos a casa fuimos hambrientos directos a probar el queso de búfala que habíamos comprado días atrás, y hacernos unas tostadas de queso con miel. Resulta que el queso no es tal, sino que se trata de una especie de crema agria asquerosa que tuvimos que tirar con ostensibles arcadas. Así que con sueño y hambre nos fuimos a dormir de nuevo en este hotel "The Three" del que ya os hablaré en un próximo post. 

Jungle Beach (capitulo 2)


Hoy hemos ido a buscar un centro de buceo donde poder practicar nuestro hobby favorito cuando vamos de viaje. Digo hobby aunque muchos se empeñen en decir que es un deporte, porque la mayoría de las veces casi no tienes que mover ni las aletas, pero esta vez con las corriente que había tuvimos que hacer algo de ejercicio, pero no nos adelantemos que eso todavía no toca.

Decidimos ir a Unawatuna, donde se concentran el mayor numero de centros de buceo y dentro de ellos es difícil elegir. Algunos porque están pegados pared con pared y es fácil entrar a uno pensando que estas en el de al lado, y otros porque tienen nombres tan similares como “unawatuna diving center” y “unawatuna dive center”. Nosotros elegimos el primero, regentado por un alemán Hans, pero mas que porque fuera alemán que tal como están las cosas de la crisis igual nos hubiera echando mas para atrás, lo elegimos porque era el único con cámara hiperbárica y que salía siempre con botella de oxigeno para descompresión de emergencia.

Tras contratar las inmersiones del día siguiente nos fuimos a explorar Unawatuna. Es un pueblo turístico de gente joven, mochileros, y con poco presupuesto. Las casas de huéspedes ofrecen alojamiento por menos de 20 euros la noche con vistas a la playa. Bueno, decir primera linea de playa o vistas al mar no sería justo. Ofrecen habitaciones con un balcón que está prácticamente sobre el mar. 





El restaurante de los guesthouses es sobre la propia arena de la playa. Supongo que esto cambiará cuando hagan su propia ley de costas y empiecen a concienciarse de los peligros del turismo masivo sobre la naturaleza y la costa del país, pero de momento es posible disfrutar de este privilegio.

La playa de Unawatuna es practicable para el baño. Muchas de la costa no lo son por el fuerte oleaje y corrientes, pero ésta se encuentra tras un arrecife donde rompen las olas y llega el agua a la costa con menos fuerza, lo que la hace ideal para poner el punto de partida y explorar el resto de playas de la zona.

Justo detrás de estos locales discurre una calle llena de comercios de todo tipo, sobre todo de artesanía, souvenirs y tours organizados para ver ballenas, visitar templos, bucear o simplemente alquilar unas gafas y un tubo de snorquel. También hay tiendas de móviles y mini tiendas de ultramarinos. La calle es estrecha de un solo carril pero cuando vas con el coche y te cruzas con motos, tuk tuks o incluso otros coches y furgonetas, milagrosamente se hace un carril extra que surge de la nada y permite que pasen dos vehículos a la vez. Esto pasa habitualmente también en las carreteras en las que hemos llegado a ver 1 carril de ida y otro de vuelta convertidos en 4 carriles sin ningún problema.

Pasada la playa de Unawatuna, y más por error que por ir buscando la playa, hemos encontrado el paraíso. Siguiendo la carretera que lleva al templo de la punta, se esconde al final la playa “jungle beach” a la que se accede caminando el ultimo kilómetro. Bajando por una empinada cuesta de arena en la que han abierto un camino entre las raíces de los arboles para poder acceder a ella llegamos a la playa con la sensación de sentirnos un poco Leonardo Di Caprio descubriendo la famosa “The Beach” en aquella película.




Es una playa de unos 20 metros de largo en la que han puesto un chiringuito y unas mesas y donde te sirven un pescado tan fresco que lo puedes ver antes de que lo preparen con ajo y genjibre, junto a unas bandejas de hielo casi aletear sus últimos estertores. Esto y unas cervezas hacen de la playa ideal que sea más ideal aún. Rodeados por escaso 12 turistas más que se ve que también han llegado a esa playa por casualidad o por recomendación de algún guia local, pasamos el día de chapuzones y cervezas.
Después decidimos ir a ver a los famosos pescadores que aparecen en la imagen de fondo de este blog, al atardecer, para sacarles unas bonitas fotos.






Remontamos el camino hecho hacia Unawatuna y ya casi llegando a Ahangama allí se encontraban los pescadores subidos a un palo clavado en el suelo dentro del mar y sentados en otro de los palos puestos en horizontal en una acrobática postura difícil de mantener por mucho tiempo y menos pensar en pescar mientras guardas el equilibrio.


Son pescadores de familias humildes, según nos contaron que utilizan esta técnica ancestral sin cebo en la que mueven el anzuelo mediante el palo de forma sistemática, haciendo pensar a los peces que el propio anzuelo es el gusano. Parece imposible pescar sin cebo, pero ahí están ellos sacando bolsas de mini pescados que pudimos ver con nuestros ojos que realmente pescan ellos.



Ahora bien, pasado el bucólico momento se nos acercó uno de los pescadores a pedirnos dinero por hacerles fotos. Al parecer se ha convertido en una atracción turística tal, que sacan más dinero por las propinas que les dan por hacerse fotos que por el propio pescado que sacan. Entonces empezamos a fijarnos en algunos de ellos que simplemente estaban sobre el palo como habían hecho durante tantos años, pero ahora solo lo agitaban si ningún objetivo mientras se fumaban un cigarrillo.



Mas allá otros pescadores igualmente se acercaron a nosotros con el mismo fin de sacarnos algo de dinero por hacerles fotos, así que decidimos dar la vuelta y tomarnos una coca cola en el puesto que hay al lado mientras veíamos atardecer. Allá, un fotógrafo profesional Tailandés se afanaba en sacar unas instantáneas de los pescadores a la puesta de sol, pero cual sería nuestra sorpresa cuando se bajaron todos y se fueron. 



Antes estos pescadores trabajaban a primera hora del día y luego a ultima hora hasta que se ponía el sol que es cuando mejor se pesca. Ahora se ponen a las horas de mas calor, pero cuando más turistas hay para pedirles dinero. En poco tiempo esta figura del pescador desaparecerá o acabará siendo simplemente un reclamo turístico de foto mas que una forma de ganarse la vida.

Con una propinilla generosa, el Fotógrafo tailandés consiguió que se subiera de nuevo uno de ellos y le estuvo tomando fotos mientras peligraba la integridad del equipo fotográfico ya con el agua a media cintura. Me dio su email  y tengo pendiente enviarle mis fotos de el tomando sus fotos. Si me manda alguna buena la subiré al blog. Y con esto pasó la tarde en espera del apasionante buceo de mañana. Ciao.




Playas de Sri Lanka (capitulo 1)


Y por fin llegamos a las playas. Una de las joyas de Sri Lanka, ampliamente conocida por los amantes del Surf pero aún medianamente desconocidas para los amantes del turismo playero exótico mundial. 

Nuestra primera parada ha sido cerca de la costa que en el 2004 sufrió una de las mayores devastaciones por el Tsunami y que con trabajo duro y mucho cariño están levantando de nuevo poco a poco los habitantes de Recawa Beach cerca de Tangalle. 


Siguiendo con las indicaciones de mi padre vuelvo a publicar el mapa para que se vea el recorrido que hemos hecho hoy. 
Las playas aquí son espectaculares. Y la mayoría de ellas desiertas. Sólo las mas famosas están concurridas pero sin ningún tipo de aglomeración. Los establecimientos hoteleros y restaurantes son generalmente pequeños y llevados por familias, muchos de ellos bastante baratos, aunque los precios de la costa son 10 veces más caros que los precios del interior que veníamos disfrutando. 



Pese a todo, de momento, sigue siendo asequible para el bolsillo europeo. Por menos de 10 euros comimos los dos frente al mar con los pies en la arena unas gambas y un pescado local de difícil clasificación, pero exquisito. regado con agua esta vez, ya que aún quedaba tramo por conducir entre miles de guesthouses asequible que se suceden pueblo tras pueblo. 






Incluso los pocos resorts de lujo que hay están al alcance de todos. Digo pocos porque en un par de años esto estará lleno de ellos y será más difícil (economicamente hablando) poder venir. 


Uno de los días que pasamos en Habarana visitamos el gran hotel Cinammon Lodge. Creo que el mas lujoso de la parte interior de la isla. En el propio hotel tienen un restaurante de alta cocina. No es que fuéramos buscándolo, sino que ese día buscábamos un sitio mejor para comer con aire acondicionado debido al extremo calor de esos días, pero la comida de los puestos callejeros y pequeños bares de calle donde nos hemos alimentado generalmente, siempre ha sido excelente y muy barata. 

El caso es que ese día dimos con el hotel y con su restaurante de fine dinning y decidimos probar. Langosta con espuma de canela y aceite de mandarina por aquí, bisque de King Crab con tostadas, mero con medallones de langosta y puré de patata con romero por allá, solomillo de ternera con reducción de Shiraz y minitomates confitados, cannoli de ricota  de fresa con custard y coulis de maracuya de postre.... Y todo eso por 55 euros. 

Para ser alta cocina dos personas está tirado, pero lo malo es que no llevé cámara de fotos, así que dejo únicamente el enlace a la web del e-brochure del hotel. 


Lo que quería decir con esto es que a pesar de que los precios están empezando a subir, aun te puedes pegar determinados caprichos sin que eso afecte a la economía del mes. 

Pero volvamos a las playas. Ay las playas, que esto parece el paraíso. Seguimos bordeando la costa después de comer hasta llegar por los pelos a nuestro hotel ya de noche. Este capítulo lo contaré en el próximo post porque merece un espacio aparte. 

 Felices sueños.




lunes, 8 de abril de 2013

Safari Dominguero




Hoy hemos madrugado mas de la cuenta para ir de Safari dominguero. Y lo de dominguero no lo digo sólo porque sea domingo sino porque los que hayan hecho un safari de verdad saben de la dureza del mismo, y lo nuestro ha sido más bien un viajecito corto y confortable por un parque natural lleno de animales. Un safari de verdad es duro, se lleva a cabo durante varios días, en los que duermes en tiendas de campaña en medio de la nada rodeado de animales que te miran por las noches mientras haces pis a oscuras, rodeado de mil ruidos.
Por la mañana te levantas antes de que amanezca y te metes en un coche durante horas sin poder parar ni a mear, comiendo malamente, con calor y sudores compartidos por los múltiples habitantes del jeep y dejándote los riñones en los miles de traqueteos del camino hasta llegar molido por la noche al campamento. Y al día siguiente lo mismo. Lo nuestro ha sido muchísmo más light.


A las 5 de la mañana vino a recogernos nuestro conductor con el jeep preparado para tal circunstancia. Según nos dijo sólo íbamos a ser nosotros dos en el jeep. Un vehiculo 4x4 con la parte de atrás convertida en una especie de papamovil con 6 asientos de cuero supercomodos mirando al frente y acristalados. Sólo faltaba el aire acondicionado detrás y una azafata con bebidas.
La llegada al parque de noche y ver amanecer desde allí es una pasada. Lo cierto es que el trocito de parque natural de Yala que se visita no es muy amplio, pero aun así recorre algo más de 30 kilómetros cuadrados.

Estuvimos la primera parte del mismo viendo animales continuamente, gran parte de ellos de los que desconocemos su nombre. Muchos pájaros, cocodrilos, un par de elefantes huidizos, un chacal, unos cuantos cervatillos, bastantes jabalíes, búfalos a cientos y algún que otro mamífero con cuernos de nombre desconocido. Algunos de estos animales también pudimos verlos fuera del parque, como los múltiples varanos que se cruzan mil veces en la propia carretera o que los encuentras en los parques tranquilamente comiéndose algún animalillo despistado.



La segunda parte la pasamos buscando al leopardo. Hay 25 leopardos en este parque natural y al parecer ayer decidieron que no les apetecía ir a ver a los turistas en sus locos cacharros y nos quedamos sin verlos, así que mientras el calor empezaba a apretar los múltiples jeeps que allí nos concentramos en el acecho del leopardo nos íbamos cruzando por los caminos y preguntando si había alguna pista. Dentro de nuestro vehículo también iba un ojeador que al principio apuntaba algún cocodrilo, pero que según avanzaba la mañana se iba quedando dormidito el pobre de tanto madrugón.


Eso sí, según Myriam era muy guapo, pero antes de que pudiéramos hacerle una foto al terminar el tiempo estipulado de Safari se bajó del coche con un apretón de manos y desapareció.

Y ahí terminó la mini aventura, que nos ha dejado con los dientes muy largos para unas próxima vacaciones a para hacer un Safari de los de verdad  en África.





Aquí van algunas fotillos de los bichos: 





















El resto del día de nuevo se ha limitado a la conducción arriesgada por las carreteras de Sri Lanka. Sólo una parada reseñable para comprar un queso de bufala y un bote de miel por menos de 2 euros. No es que fuera una compra que quisiéramos hacer, pero es que a lo largo de toda la carretera había múltiples puestos de cacharros de barro tapados con un papel y apilados unos sobre otros, y queríamos preguntar que es lo que tenían.

Y lo que tenían es un queso hecho de leche de las miles de bufalas que hemos visto por el camino (no solo en el parque natural). La amable pareja que nos ha vendido el queso no tenía ni papa de inglés (como tampoco nosotros de tamil) y la transacción se ha llevado a cabo mediante sonrisas y gestos. Amablemente nos ha dejado hacerles una foto y nos han dado su dirección postal para que se la enviemos. A ver si no somos muy vagos y se la mandamos cuanto antes.

Nada más que reseñar del camino hasta llegar a las apasionantes playas del sur. Pero esto es otro capítulo que contaré mañana. Ciao.